En efecto, el diagnóstico de la diabetes tipo 2 implica la realización de pruebas para medir los niveles de glucosa en la sangre. Estas pruebas son esenciales para determinar si una persona tiene diabetes tipo 2 o está en riesgo de desarrollarla. Según las pautas de varias organizaciones de salud, entre ellas la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), las pruebas más comunes incluyen:
– Prueba de hemoglobina A1c (HbA1c): Mide el porcentaje de glucosa en la sangre unida a hemoglobina (la proteína que transporta oxígeno en los glóbulos rojos) durante los últimos dos a tres meses. Un nivel de HbA1c del 6.5% o mayor en dos ocasiones separadas indica diabetes.
– Prueba de glucosa en plasma en ayunas (FPG): Mide los niveles de glucosa en la sangre después de un ayuno de al menos 8 horas. Un nivel de glucosa en ayunas de 126 mg/dL (7.0 mmol/L) o mayor en dos ocasiones diferentes indica diabetes.
– Prueba de tolerancia a la glucosa oral (OGTT): Después de un ayuno nocturno, se mide la glucosa en sangre, luego la persona bebe una solución azucarada, y se vuelven a medir los niveles de glucosa en sangre en intervalos regulares durante las siguientes dos horas. Un nivel de glucosa de 200 mg/dL (11.1 mmol/L) o más a las dos horas indica diabetes.
– Prueba aleatoria de glucosa plasmática: Un nivel de glucosa en la sangre de 200 mg/dL (11.1 mmol/L) o mayor, acompañado de síntomas clásicos de aumento de la sed, orinar con frecuencia, hambre excesiva, y pérdida de peso sin razón aparente, puede indicar diabetes, aunque generalmente se requieren pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico.
La recomendación de confirmar el diagnóstico de diabetes con una segunda prueba se basa en la necesidad de asegurar la precisión del diagnóstico, dada la importancia de las implicaciones para la salud y el tratamiento del individuo. Esta confirmación puede realizarse con la misma prueba en un día diferente o mediante una prueba diferente. La repetición de la prueba ayuda a descartar cualquier variación temporal en los niveles de glucosa que pueda deberse a factores como el estrés, la enfermedad o la ingesta de alimentos, y asegura un diagnóstico preciso y fiable.